La antigua educación china se perseguía tres
objetivos: uno de carácter “ético” que hace referencia a la consecución
de la piedad filial y a la adquisición de virtudes en general; otra objetivo
“intelectual” que apunta a la cultura y el saber; y finalmente un tercero de
naturaleza “biológica”, relativo a la crianza física. La vida moral del hombre
y la piedad filial eran consideradas como fundamento y raíz de las
virtudes:
” Difundir el amor – afirma Confucio –
empezando por los padres, es enseñar al pueblo la concordia, establecer el
respeto, empezando por los superiores, es enseñar al pueblo la obediencia;
cuando el pueblo posee la piedad filial y la obediencia a sus superiores,
entonces será fácilmente gobernado”.
Existía un tipo ideal de perfección que se
identificaba con la figura de Kiun-Tsé o Chun-Tzu, “caballero, “hombre
superior”, que expresa el fin de a educación realizado en un tipo ideal de
perfección. Un hombre ideal reúne características como la nobleza, ser bueno,
cortés, amable, comprensivo con los demás y exigente consigo mismo, sereno,
moderado y preciso con sus palabras, coherente y ardiente en sus acciones, es
sobrio y templado, amante de la sabiduría y del estudio, y consciente del valor
de la eficacia de la ejemplaridad. No es triste ni temeroso. En la juventud se
guarda de la sensualidad, en la madurez de la soberbia, y en la senectud del
egoísmo y la avaricia. De lado contrario encontramos a Siao-yun, el hombre
vulgar, carente de educación y modales.
Lo más destacable es que según Confucio, la
condición de hombre ideal solo se adquiere por esfuerzo y mérito personales: es
nobleza personalmente conquistada.
El contenido y fuentes de la educación las
encontramos en un cuerpo de materias o seis artes que tenían por objeto la
formación moral a través de la música y la ceremonia los cuales se consideraban
los pilares de la educación y se ordenaban a la consecución de la virtud de
humanidad; la formación física que incluía tiro al arco y conducción de carros
de guerra; y la formación intelectual que se concretaba con el aprendizaje de
la escritura y las matemáticas. Los contenidos estaba prescritos en diferentes
obras que no tenían carácter sagrado pero que se consideraban clásicas o
canónicas, es decir se trataba de una recopilación de las viejas tradiciones,
de una restauración y reelaboración de la sabiduría tradicional realizada por
Confucio y sus discípulos con fines morales y pedagógicos.
La educación comprenderá, por tanto, un ámbito
fundamental: la formación moral, y otros dos que la completan, como son la
intelectual y la guerrera. Para conseguir los objetivos morales se enseñan dos
disciplinas, la música, porque conmueve el interior de la persona y le crea
serenidad, y las ceremonias, que regulan la conducta exterior y otorgan
elegancia a quien se ejercita con esmero y rigor. Las prácticas militares
comprenden el manejo de carros de combate y el tiro con arco. La formación
cultural se centra en el aprendizaje de la escritura y de las matemáticas.
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